Se puede decir que la cocina no fue la razón por la que se mudaron a esta nueva casa. Mucha decoración ochentera, suelos de vinilo, armarios de falsa madera con falsos herrajes. Os hacéis una idea. La verdad es que el espacio es mono y promete grandes resultados si se planifica una buena reforma. Es curioso que la apertura no conecta con el salón sino con la entrada de la casa.
Buscaban un look neoclásico, algo acorde con la arquitectura de la casa, construida en los años 40. Había que quitarle esa apariencia de sitio sórdido y convertirlo en un lugar en el que poder cocinar a gusto. A pesar de ser una modernización vemos muchos elementos clásicos: electrodomésticos vintage, lámparas art-decó, ventana de guillotina.
La elección de colores tiene más sentido de lo que aparenta. Un sitio pequeño necesita blanco para darle luz pero también se ha usado el negro en la encimera (de granito) y en el suelo (de cerámica), las dos zonas más propensas a recibir manchas. Si eres un cocinero torpe, con cierta tendencia a dejar caer cosas mientras cocinas, ésta es tu mejor elección.
Para abaratar costes se mantuvieron los armarios. Una mano de lija y otra de lacado y quedan como nuevos. Por supuesto nuevos pomos cromados más bonitos y modernos.
Me encanta el detalle de las fotos dentro de las puertas de los armarios. Ante todo, hogar. Son especialmente necesarios estos toques para darle calidez al conjunto, que aunque moderno, ha quedado algo frío y falto de color. El especiero ayuda en este sentido. ¿Qué tal habría quedado un jarrón rojo con tulipanes amarillos? Por otra parte el resto de la casa, visible desde el interior de la cocina, esta pintado de aguamarina, con lo que la necesidad de color es menor.
¿Un dock para iPod que parece una campana extractora? Muy bonito, nada como cocinar mientras escuchas tu música favorita. Pero yo no pondría mi querido iPod justamente por donde pasa toda la grasa en suspensión de la cocina.
Vía: AT